Leonardo Anselmi

Las Cornadas y la Animalidad del torero: hipocresía taurina.

Posted in 1 by leonardoanselmi on 18 abril, 2010

Durante las comparecencias en el Parlament de Catalunya, donde especialistas y expertos de ambas posturas – la pro corrida y la abolicionista – explicaron al Parlament sus argumentos, razones y conocimientos, me llamó poderosamente la atención que David Pérez, Diputado del PSC y ferviente defensor de la perpetuidad eterna de las corridas de toros (a pesar de la voluntad popular de abolirlas), le preguntara a la escritora Espido Freire, defensora de la abolición, si a ella le parecía correcto que los antitaurinos se alegraran ante las cornadas que reciben los toreros en las plazas de toros. Según Pérez, él se siente “profundamente dolido” cuando escucha consignas tales como “ningún torero sin cornada”. Esta cuestión me ha generado una reflexión que quiero compartir con las personas que siguen este blog.

No puedo negar que hasta hace algún tiempo me alegraban las cornadas que recibían los toreros en la plaza. En cierta medida lo atribuyo a mi interpretación de la corrida de toros. Entendiendo que el toro es el único ser con capacidad de sufrir, junto con el caballo, que no ha decidido entrar allí y participar de este (¿cuál es la palabra correcta?) festejo, torneo, liturgia; y, entendiendo que el toro no gana nada por haber entrado, haber participado, haber sido herido, haber muerto, siempre tuve tendencia a pensar que “el torero se lo ha buscado”, y que quizás esas cornadas le harían reflexionar a estos hombres sobre el sufrimiento, el dolor, el riesgo de perder la vida, o perderla ciertamente. Quizás extorsionado por mi propia compasión por los animales indefensos llegué a pensar, en determinado momento, que una cornada es un acto de justicia.

 

Verbigracia: digo “indefensos” porque a las estadísticas me remito; por cada torero que muere en una plaza de toros habrán tenido que morir 450.000 toros. Por este motivo no podemos conceptualizar la corrida como un enfrentamiento justo.

 

Sin embargo hoy en día tengo varias razones para pensar diferente respecto a las cornadas, razones que forman parte de mi propia evolución ética, racional y activista:

1.  La primera razón por la que ya no pienso así, por la que ya no me alegro ante las cornadas que reciben los toreros es, ante todo, porque eso no beneficia en NADA al animal. Y debemos recordar que el animal, y sus beneficios, es el punto de partida, no único pero sí innegociable, de nuestro movimiento y de nuestra causa.

2.  Podemos pensar que es una forma en que el torero “paga” todo el mal que hace al toro. Sin embargo pienso que la venganza tampoco es un valor, en todo caso es una miseria y por tanto, y consecuente con ello, no debemos dar rienda suelta a tales sentimientos. La ética es una herramienta de la cual los seres humanos disponemos para poner freno a nuestros instintos irracionales. Debemos saber poner freno a los sentimientos humanos que nos deshumanizan, sentimientos como la venganza, el odio, la ira, todos ellos hablan mal de nosotros mismos.

3.  Festejar el sufrimiento ajeno es hacer apología de la violencia. Básicamente no podemos pedir el cambio que no estamos dispuestos a hacer y protagonizar. Un sentimiento positivo ante el sufrimiento ajeno es, ante todo, un sentimiento aberrante y violento. Sádico. Inhumano.

4.  La última razón se basa en el reconocimiento de la animalidad del torero como ser humano, ser animal, animal humano. Personalmente no encuentro argumento alguno para alegrarme por el sufrimiento de un animal, por mucho que ese animal sea generador de sufrimiento. Nuestro movimiento no radica en el enfrentamiento entre humanos “favorables al sufrimiento” y “contrarios al sufrimiento”. Nuestro movimiento, de hecho, no debería radicar en enfrentamientos sino en todo lo contrario, en encontrar los puntos de encuentro con otras personas, colectivos, con la sociedad en sí. Nuestro movimiento es pacifista, habla en positivo, defiende los intereses de los animales mediante discursos racionales, empáticos y compasivos. Por eso, porque el torero es un animal que también sufre, nuestra propia filosofía nos impide pensar de otro modo. Pensar que una cornada es algo bueno, es no reconocer nuestra propia animalidad como seres humanos, y es por tanto un sentimiento antropocéntrico.

Dicho todo esto vuelvo a las reflexiones de David Pérez, que es probablemente la misma reflexión que tienen muchos aficionados a las corridas de toros.

Aunque yo, como antitaurino y abolicionista, no me alegre de las cornadas que reciben los toreros, que sea un aficionado y defensor de la perpetuidad de las corridas quién diga que dichas consignas le “producen un profundo dolor” me resulta de una hipocresía, disociación, esquizofrenia o miopía absolutas. Deben pensar, debe pensar el señor Pérez (entre otros), que si fuera por los abolicionistas no habría cornada alguna, ni tampoco habría toreros muertos en las plazas, ni toros torturados. Si fuera por los abolicionistas nada de esto sería posible. Sin embargo, deben reflexionar, a la vez, que es el propio público taurino quién propicia que éstas cornadas sean posibles, y también las muertes de toreros, y también los toros torturados (los que más), aunque esto último no les genere ningún “dolor”, ni “profundo” ni superfluo. Y es justamente aquí donde radica su mayor hipocresía: este posicionamiento de los aficionados, como el caso de David Pérez, no está basado en la racionalidad del torero, ni en su capacidad de habla. Está basado en que las cornadas duelen, y que por tanto generan sufrimiento a un ser con capacidad de interpretarlo. El mismo argumento por el cual los abolicionistas nos oponemos a la continuidad de las corridas de toros. Para que no sufran más animales: animales toros, animales caballos, animales humanos inclusive.

42 respuestas

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  1. Carles Marco said, on 18 abril, 2010 at 16:06

    Impecable planteamiento Leo. Sin duda una lección reflexiva que por desgracia, como suele pasar habitualmente, nos hará reflexionar a nosotros, abolicionistas, pero no generará duda alguna ni replanteamiento de su afición en los taurinos.

    Respecto a David Pérez, que quieres que te diga, es miope patológico, y no lo digo precisamente por las gafas que usa, porqué su miopía va más allá de cualquier defecto físico, es enteramente mental. Ya en la tribuna de oradores del Parlament, cuando subió a defender las enmiendas de retorno de la ILP, se permitió esgrimir el supuesto acoso e insultos que como taurino recibió, por lo visto, mediante algún correo electrónico. Evidentemente nada dijo de los insultos que todos nosotros hemos recibido públicamente por personajes tan variopintos como Carlos Herrera, el defensor del pueblo, y lo que es peor, por boca del propio David Pérez, cuando se permitió el lujazo de llamarnos inquisidores, eso si, casualmente mientras estaba rodeado de taurinos en las Azores. Y es que su miopia mental le impide medir sus propias palabras cuando se siente arropado y jaleado por las poderosas fuerzas taurinas.

    Lo dicho Leo. Un gran escrito. Yo tambien entiendo que no debiera alegrarme del sufrimiento ajeno cuando un torero es alcanzado por un toro, pero no se porqué me cuesta, en muchas ocasiones me cuesta. Ser una gran persona es dificil. Pero tus reflexiones sin duda nos ayudan a intentarlo.

    • leonardoanselmi said, on 18 abril, 2010 at 16:33

      Así es Carles, esta cuestión entiendo que forma parte de nuestra propia evolución, y siempre debemos darnos el tiempo necesario para evolucionar. No permitas que tu compasión y empatía te extorsionen al punto de generar en ti, justamente, el sentimiento contrario a la propia compasión y la empatía. Porque desde esta visión lo importante no es que el toro sea toro, sino que sea un animal. Con capacidad de sufrir y disfrutar.

      Respecto a David, la verdad no lo sé Carles. Tengo mis dudas. No creo que sea una mala persona, sí una persona totalmente equivocada y que, equivocadamente, trata de dispersar intelectualmente sus errores porque no los ve como tales. Eso lo hace nocivo, un “inconsciente peligroso” podríamos decir. Esto le obliga, sin darse cuenta, a entrar en una dinámica de retórica infundada para defender lo indefendible.

      Nunca escuché a David defender las corridas de toros, simplemente porque sabe que en ese terreno pierde. Lo sabe perfectamente. Él defiende la humanidad, muy inteligente en una sociedad antropocéntrica. Pero lo que no ha comprendido, o que quizás comienza ya a comprender (eso intuyo), es que mientras mejores somos moralmente, mejores somos como humanos. Mientras más animalistas más humanos, y también viceversa. Dentro de poco ser humanista dejará de ser una estrategia de defensa para los taurinos y otros explotadores. Se han equivocado de estrategia pero no por tontos ni por malos, sino por miopes. Tú lo dices.

      Las corridas de toros han quedado abolidas desde el día en que la sociedad decidió considerar que el maltrato animal era algo negativo, y que debía legislarse al respecto. Ese día tuvieron que inventarse una chapuza, también conocida como excepción, que dice que está prohibido matar animales en espectáculos excepto que el animal sea un toro, mejor dicho, tenemos una Ley que dice que un toro no es un animal. ¿Cuánto tiempo pensaban que podría soportarse una estupidez tan grande? Para mi gusto y mi criterio, aguantó demasiado tiempo.

      Que tengan que generar una excepción en una Ley, una excepción chapucera que castiga moralmente el maltrato de animales, pero que a la vez dice «hagamos una excepción en nuestra moral social», demuestra y manifiesta que llevan (el colectivo pro taurino) muchos años inadaptados a nuestra sociedad. Se trata de un colectivo inadaptado, eso es todo. Un colectivo que no se ha ampliado moralmente a la misma velocidad que el resto de la sociedad. Y de eso no tenemos la culpa los animalistas, es el tiempo, es la evolución, es el progreso quién les arrolla.

      Esa inadaptación sólo se puede mantener tanto tiempo si eres sociológicamente miope.

      Gracias por seguir el blog!

  2. José Enrique said, on 18 abril, 2010 at 16:09

    Hola Leo: ¿y ser indiferente a que un torero reciba una cornada, es decir ser indiferente al dolor y al sufrimiento de un ser vivo que se dedica a hacer sentir dolor y padecer sufrimiento a otro…? Lo digo porque a mi me da exactamente lo mismo. Quiero decir que no despierta en mi ningún sentimiento de lástima o de pena.

    • leonardoanselmi said, on 18 abril, 2010 at 16:47

      Creo que somos indiferentes a muchas formas de sufrimiento. Si fuéramos sensibles a todas las formas de sufrimiento casi no podríamos ocuparnos de nada, ni vivir, ni ser medianamente felices según nuestra consciencia lo permita.
      Hay trabajadores explotados en todo el mundo, incluso a pocos metros de nuestras casas. Hay maltrato de todos los tipos a personas y animales. Y todos son condenables, y por todos ellos nos podemos sentir conmovidos. El ser consciente, empático y solidario con el dolor ajenos nos hace mejores como personas, pero está claro que no podemos hacerlo de forma constante y por todos los sufrimientos, todas las personas, y todos los animales.
      Sin embargo, siempre me gusta analizar estas cuestiones desde dos variables: activa y pasiva, negativa y positiva.
      Si cruzamos estas variables nos encontraremos tres grupos: “los pasivos”, “los activos negativos” y “los activos positivos”. En el último grupo podemos encontrarnos a aquellos que se solidarizan con el sufrimiento. En el segundo grupo podemos encontrarnos a aquellos que se alegran por ese sufrimiento. Y en el tercer grupo a aquellos que son indiferentes. Personalmente mi crítica está orientada a un grupo al que pertenecí, el segundo grupo, el de activos negativos. Lo que nos rebaja, creo yo, es alegrarnos (acción – activo) por el sufrimiento de otro. Utilizar emocionalmente el sufrimiento ajeno para todo lo contrario a lo que el sufrimiento es me resulta inhumano. Creo que somos mejores ni deseamos el mal a nadie.
      Personalmente me entristezco antes las cornadas, me entristece que una sociedad permanezca inmóvil ante tal situación, que la clase política no pretenda cambiarlo aunque sea mediante la educación, aunque sea a largo plazo, aunque sea motivado por la seguridad humana. Cuando veo una cornada José Enrique, y cuando veo la (no) reacción política y social ante ella, no sólo veo sangrar al torero, veo sangrar a la sociedad.

  3. Peter Parker said, on 18 abril, 2010 at 19:13

    Como siempre, un razonamiento exquisito, Don Leonardo. Es muy humano, por que lo pide el cuerpo, o por un concepto abstracto de justicia, que algunos se alegren de esa cornada fatal que envía al torero junto al inventor de la Tauromaquia, es decir, al infierno. Pero ese tipo de lógica básica resulta contraproducente. La cornada, más si es mortal, no es una venganza del pobre toro, ni significa su indulto. Supone para el torero la Gloria y el Mausuleo, con letras en Grana y Oro. Y para el aficionaó significa un justificante del elevado precio de su ticket.

    Una cornada, como cualquier otro elemento relacionado con el toreo, sólo debería provocarnos indiferencia. La compasión va cara y resulta difícil sentirla con según quien. ¿La sintió alguien con el suicidio de Milosevic en el tpi? El torero es un animal sintiente que a diferencia del toro goza de la capacidad de valorar y elegir. También goza de unos emolumentos significativos y de la posibilidad de contar sus hazañas en el papel couché. Puedo sentir piedad por el ser humano llamado D. XXXX, con dni tal y domicilio en tal, pero por el torero apodado «El Charri» o «El Tronqui» no siento compasión alguna. Ni creo que se le tenga que dar importancia alguna a si sufre una cornada que, por lo general, no suele ser en absoluto grave. Hay muchísimos más accidentes en la construcción y en las obras públicas y las lágrimas de las viudas de los paletas no inundan el Telediario de las tres.

    Como muy bien dices, el número de toreros muertos en el ruedo es insignificante en comparación con la masacre bovina que perpetran. No se trata de añadir más sangre al ya de por si sanguinolento «espectáculo». Tampoco se trata de participar del morbo taurino celebrando las cornadas. De lo que se trata es de ubicar ese sentimiento de justicia directa en el lugar que le corresponde. Es un error estratégico, desechable racionalmente; pero el corazón también manda y dicta.

    • leonardoanselmi said, on 18 abril, 2010 at 19:46

      No tengo tan claro que sea un error desde la óptica estratégica; si lo fuera, sería la que menos me preocupa de todas ellas. Mi punto se limita a lo argumental.

      La indiferencia sobre el sufrimiento del torero, como le dije a José Enrique, no me resulta incoherente ni sádica ni poco humana. Como bien dices existen cientos de accidentes de trabajo, y yo también prefiero sentir compasión por el obrero que se cae del andamio en lugar de sentirla por el torero corneado que ejecuta y tortura animales. Me refiero más bien al sentimiento de «justicia» que no es tal, no hay justicia en la cornada.

      Repito que debemos ser el cambio que queremos generar.

  4. agustinapasserini said, on 18 abril, 2010 at 21:07

    De verdad que me has hecho reflexionar Leo. Yo soy una de las que sienten júbilo ante una cornada, pero que ciertas tus palabras. Si somos seres sensibles, que nos openemos a la violencia y al sufrimiento, qué desarsertado de mi parte alegrarme ante el sufrimiento humano. Y tanto más erróneo si indago en las raíces de esta «satisfacción»: cada caso de torero herido y/o muerto, me parecía que iría a poner en tela de juicio este tipo de actividades, ya que como la historia misma nos lo ha demostrado, la vida de un ser humano parece valer más que la vida de cualquier otro ser vivo. Pero me has hecho cuestionar mi pensamiento: estos casos no hacen más que añadir morbosidad y espactacularidad al asunto, y termina así volviéndolo aún más atrayante.
    Gracias Leo.

    • leonardoanselmi said, on 18 abril, 2010 at 22:42

      Agustina, justamente, por eso expliqué las razones por las cuáles yo pensaba de ese modo, justamente, porque considero normal que se piense de ese modo, y justamente, porque no debemos avergonzarnos de las emociones que en definitiva tienen un detonante honrado, ético, sincero. Quizás en su momento no fué desasertado verlo de ese modo Agustina. El caso es que quizás ya toca evolucionar también en este aspecto, que para eso estamos…

      Y no puedo estar más de acuerdo con tu reflexión sobre que es una forma más de añadir «espectáculo». Lo sumo a mi argumentario!

      Gracias a ti por seguir el blog!

  5. jordi said, on 18 abril, 2010 at 22:24

    Como siempre que le leo, tengo que decir que usted es un ser con una evolución extremada…

    Gandhi dijo esta frase ojo por ojo y todos ciegos.

    Lo que usted expresa es de personas con alto grado de evolución….

    Estoy con usted, lo que sucede que yo no estoy tan evolucionado y cuando veo alguna imagen televisiva de una plaza de torturas es como si me volviera mr. Jekill, mi mujer me dice chiquillo estas con los ojos fuera de órbita jajajaja

    Un abrazo desde el alma

    • leonardoanselmi said, on 18 abril, 2010 at 22:51

      Todo eso es mucho decir; la mitad de eso ya es mucho decir. No se trata de que yo haya evolucionado más o menos, de hecho no acepto en absoluto esta consideración. En otros aspectos seguramente estaré mucho menos evolucionado, racional e intelectualmente, que la mayoría de las personas. Por favor, que no se trata de «seres evolucionados» sino que determinadas personas evolucionan en determinados aspectos, sin que eso suponga que evolucione en todo ellos. Por favor, no confundamos en este sentido, que todavía no se han inventado los medidores de evolución.

      Sí es cierto que una persona que lleve 20 años luchando por los derechos de los campesinos sudamericanos tendrá una mayor evolución al momento de consumir, que uno que jamás se ha preocupado, o no mucho, por el tema. Del mismo modo, este último podría tener un mayor grado de evolución en el respeto del aire porque tiene un alto grado de conocimientos sobre la cuestión medioambiental.

      Por favor, que no quiero que esto se malentiendo bajo ningún punto de vista Don Jordi =)

      Un saludo,

  6. jordi said, on 19 abril, 2010 at 9:49

    Bueno, bueno, estoy con usted en lo que me explica, evidentemente no hay medidores de evolución jajajaja, pero siempre busco un pero señor Anselmi, soy un caso aparte…

    Cuando digo la evolución se sabe que la misma es en algo, una faceta de nuestra vida, mire eeste o no de acuerdo es indiferente su evolución la ven millones de personas en este mundo….

    Usted lo dijo la evolución se puede dar en algo, no me dirá que esa evolución ética no es patente a ojos de cualquiera….

    Mire no me malinterprete a mi tampoco, yo entré en el mundo este el año que nací de nuevo fué en el noventa y ocho, antes era un inconsciente y apenas leía ni me interesaba por causas éticas, ahora es distinto a raiz del schok emocional que tuve vi las cosas de distinta manera, es decir digamos que si pillamos un medidor evolucionario de esos no he evolucionado en absoluto, bajo su premisa jajajajajaja

    Perdóneme mi rollazo un abrazo desde el alma

  7. Auri said, on 20 abril, 2010 at 18:21

    Una buena reflexión, pero me falta quizá una sutileza que creo no se ha llegado a captar en la exposición o no se refleja y que parece olvidar quien es el que está allí por la fuerza (o quienes, no olvidemos al caballo).
    Para muchas personas esa alegría que describes no significaba en absoluto crueldad, ni revanchismo ciego, no significa placer o alegría al contemplar el sufrimiento de otro, ni tan siquiera falta de compasión; Hay algo que va más allá y se trata de algo mucho más hondo.

    Para aquellos que desde niños hemos sufrimos en silencio (o a veces a gritos) la empatía por el sufrimiento de un toro en el ruedo (y algunos lo sufrimos desde hace casi 40 años), sabiendo desde muy pequeños que aquello es injusto, que él siempre y en todo momento tiene todas las de perder. Aquellos que llevamos años diciéndole cada día: ¡por Dios no mires al capote!, ¡date la vuelta!, ataca! o vete!, no sigas!, piensa!, escucha!, ¡huye!, mira lo que te van a hacer!. Cientos de miles de toros han sido los destinatarios de nuestros gritos, cientos de miles los destinatarios de nuestros lloro y nuestros pensamientos. Para nosotros, niños que nada podíamos cambiar, el que un toro cogiese al torero significaba esperanza, significaba la posibilidad de libertad. Yo no me alegraba porque el toro atacaba, me alegraba porque el toro se defendía. Creo recordar que al toro le llevan a la plaza para torturarle y acabar con su vida lentamente, no para hacer yoga.

    Para todos nosotros que fuimos niños en un país donde nadie veía la injusticia que cada día tenía lugar en ese ruedo de muerte, la razón no existía, la razón la tenían los otros, los mayores, los adultos, para nosotros solo quedaba la esperanza de que algún día un toro pudiera defenderse, salir, no sé… no sabíamos. Quizá te parecerá una tontería infantil, pero no puede ser de otra manera, porque eramos niños, niños «raros», sensibles a un sufrimiento que nadie parecía ver. Para nosotros, que el toro reaccionara era la única esperanza de que algo pudiese cambiar, aunque realmente no fuera verdad.

    Yo recuerdo las cornadas, primero como un intenso dolor y un vuelco en el estómago provocado por la visión, se llama empatía, que es algo imposible de no sentir a no ser que seas un psicópata, pero, enseguida, sentía liberación, la liberación que daba la esperanza de que algo podría cambiar y ser diferente: el toro podía ganar!!!. A los pocos segundo, sin embargo, aparecían 5, 6, 7 encapotados y tu amigo, el toro, quedaba de nuevo acorralado, de nuevo indefenso, de nuevo vilipendiado por cientos de rostros enrojecidos, no se podría hacer nada al respecto. Y nadie se fijaba ya en él, era aun más ninguneado que antes, pues era un toro «malo» que había atacado a un ser humano (parecían olvidar como por milagro todo lo que le habían hecho, pero tú niño «raro», te acordabas, ni tú ni el toro lo podríais olvidar). Y, mientras, todas las miradas se giraban al «pobre» torero y no lo entiendo, nunca lo entendí, ¿porque a él sí se le atendí? ¿Por qué salían todos corriendo con el en brazos? ¿Por qué las mujeres lloraban por el en las gradas? ¿Por qué su dolor y su muerte de repente sí importaban? porque la del toro no. Creo que eso es realmente empatía. Perdona Leonardo, pero al torero le curaban, le llevaban a la enfermería, le cosían le arreglaban los daños, la gente lloraba si moría, le llamaban valiente, le llamaban maestro. Y mi amigo toro seguía acorralado indeciso, imprudente, sin saber que tenía que hacer… ¿qué hacer?: «Si me defiendo malo, si no me defiendo peor» y a mi se me caían los mocos de tanto y tanto llorar y aun lo hago mientras escribo esto. Leonardo, el toro no puede elegir, no puede elegir nada, no sabe lo que es mejor o peor para él.

    Quizá nos queda de la niñez ese sentimiento de alegría ingenua y transitoria que nos llenaba de esperanza. Ahora sabemos que pase lo que pase nada cambia, que no hay escapatoria, que no hay nada bueno ni digno de nuestra alegría en ese sitio infernal, ni para el toro, ni para el torero.

    • leonardoanselmi said, on 21 abril, 2010 at 15:42

      Me debo haber explicado muy mal para que se interprete que en mi escrito critico al toro por embestir, por defenderse.

      Es normal que un animal no racional (aunque prefiero decirles «menos racionales») se defienda. No es normal que los animales racionales utilicemos tal cuestión para justificar comportamientos y emociones que nos deberían avergonzar. Pero el toro ni se pone feliz ni triste por cornear, se está defendiendo. Ni más ni menos.

      • Auri said, on 21 abril, 2010 at 19:28

        Los seres humanos no solo somos racionales, somos más y entre otras cosas también somos emocionales y está bien así (las emociones no son malas, son necesarias para seguir viviendo).

        Ningún sentimiento está ahí para avergonzarnos o para hacernos sentir culpables por expresarlas y llevarlas dentro, sino para avisarnos, avisarnos que estamos sufriendo. Si las reprimimos y vilipendiamos como propones, debemos de tener cuidado, porque nos estamos mintiendo y saldrán por otro lado, seguramente con mucha más virulencia.

        Los primeros que necesitamos nuestra compasión y nuestro amor incondicional somos nosotros mismos y a nosotros también se nos hace un daño insufrible con cada toro asesinado. No hay que avergonzarse de nada, eso me parece moralizar a quien está sufriendo y quien sufre necesita nuestro amor y compasión, como tu bien dices.

        Las emociones están ahí para comprenderlas y saber de donde vienen y por qué. No creo que sea una buena táctica el hacer sentir culpable a nadie por lo que siente, creo que en este caso es mejor intentar comprenderle. A veces los animalistas hacemos unos esfuerzos enormes para conocer y comprender a los otros, para reconocer las necesidades de todos, pero no movemos un solo dedo para aceptar nuestra realidad (no creo que sea casualidad que luchemos tanto por los derechos de otros), nos negamos a aceptar nuestra condición de víctima.

        Emociones como el odio, la rabia, la agresividad son la consecuencia de algo, en este caso no son emociones gratuitas. Es cierto que cientos de filosofías intentan demonizarlas, pero no estoy en absoluto de acuerdo, creo que esto hace más mal que bien y no lleva a ningún sitio. Es algo que es simplemente humano y lo que en general conocemos de ellas es o su explosión por sometimiento o su más fea expresión por vergüenza. El día que las aceptemos, nos aceptaremos a nosotros mismos y veremos como cambian de cara y se vuelven nuestras compañeras.

        No veo ni mal ni bien en que quieras orientar nuestra compasión hacia el torero, seguro que es un importante paso, pero me da pena y creo que, antes de nada, el primer paso debería de ser sentir ese mismo entendimiento hacia tus sentimientos.

        Quizá no sea la mejor manera de canalizar las emociones acumuladas a lo largo de los años en el deseo de que el torero sufra un daño, no lo sé, pero tampoco creo que la idea de demonizar esta emoción o hacer como si no existiera sea lo mejor.

        Hace cierto tiempo se comenzó un estudio en Madrid sobre la influencia psicológica negativa que el maltrato en los animales provocaba en cientos de personas, (entre ellos nosotros) no sé que fue de ese estudio, pero estoy segura que, entre las conclusiones de este estudio, se podía comprobar que provocaba sentimientos como el odio, la rabia y el deseo de venganza. Creo que en vez de avergonzarnos por ello (lo que me parece un residuo de la pedagogía que yo llamo negra), podríamos utilizarlo precisamente como argumento contrario, ya que estos sentimientos son síntomas de un dolor intenso, el dolor que produce en nosotros la empatía que sentimos hacia los toros y hacia nosotros mismos.

        No es cuestión de justificar, sino cuestión de aceptar. No considero que haya emociones más o menos racionales, las emociones son emocionales y las emociones son parte intrínseca del ser humano y todas ellas están ahí para o por algo. Y repito, estoy hablando de emociones, no de la manera como las canalizamos.

        Debemos de aceptar a esa criatura en nosotros que se siente débil, desamparada, oprimida y vapuleada y que se identifica con el toro. Y vernos como lo que somos unas víctimas más. Quizá entonces podamos llorar, berrear o gritar y soltar todo ese dolor que llevamos dentro.

        Quizá no me haya expresado yo tampoco bien, porque no estaba hablando de justificaciones sino de comprensión . Yo no creo que esos sean comportamientos crueles o sinrazones (quizá en muy contados casos haya personas que aprovechen de la circunstancia, pero creo que no). No te has parado a pensar que quizá esa alegría que sienten las personas cuando ocurre una cornada no sea más que un mecanismo de defensa.

        Solo quería hacerte entender, Leonardo, que te veo y eres muy compasivo con el toro, te veo y eres compasivo con el torero, pero lo que no te veo es compasivo con los sentimientos y emociones tuyas (pasadas, según dices) y de tus compañeros, quizá aun no nos has llegado a ver como lo que somos, unas víctimas más de este horror inhumano.

  8. Auri said, on 20 abril, 2010 at 18:33

    «Por eso, porque el torero es un animal que también sufre, nuestra propia filosofía nos impide pensar de otro modo. Pensar que una cornada es algo bueno, es no reconocer nuestra propia animalidad como seres humanos, y es por tanto un sentimiento antropocéntrico.»

    Una cornada no es ni buena ni mala, es simplemente un hecho, un accidente, el resultado de la defensa del toro. Sin embargo, no creo que defenderse de la muerte sea nada malo, que es lo que hace el toro. Y alegrarse porque alguien que es atacado defienda su vida tampoco es nada malo. El toro no es un ser humano, no es Gandhi en un ruedo. Es su única defensa en ese momento, así que no considero que sea nada malo. Creo que estás juzgando al toro con parámetros humanos.

    • leonardoanselmi said, on 21 abril, 2010 at 15:45

      Repito que debo haberme explicado muy mal para que se entienda que critico al toro por defenderse…

  9. Auri said, on 20 abril, 2010 at 18:36

    Como dices tu mismo en tu reflexión, toda esta disertación es más que innecesaria, porque no es ni malo ni bueno el que nos alegremos o no de una cornada, es algo sin importancia, si las cornadas nos gustan o nos dejan de gustar, porque como tu bien dices, nada de esto debería ya pasar, si no hay tauromaquia no hay sufrimiento, sea de unos o de otros.

    • leonardoanselmi said, on 21 abril, 2010 at 15:46

      Alegrarse por el mal que sufre otro es siempre malo, nos hace peores a nosotros mismos. Ser indiferente ni es bueno ni es malo, en este caso sí entran los conceptos de justicia, estar de un lado o de otro, etc. Pero ante un hecho de este calibre no existe discusión al respecto.

      • Auri said, on 21 abril, 2010 at 19:31

        Yo no estoy tan convencida de lo que es malo o es bueno. Prefiero mirar más lo que hay detrás de cada cosa y preguntarme porque estas personas se alegran. Como te escrito arriba, no creo que sea un acto de crueldad, sino un mecanismo de defensa. La compasión hay que sentirla por todos y nace de la conciencia y el entendimiento.

  10. George viii said, on 20 abril, 2010 at 20:08

    Estaríamos todos de acuerdo en eso. Creo que una cornada es poca recompensa para lo que el toreo merece: que son el carpetazo y el olvido.

    un abrazo!

  11. Ana said, on 21 abril, 2010 at 11:54

    Hola! podría decir muchas cosas, pero quiero decirte que es un ecrito extraordinario!
    Me encanta el enfoque y la expresión utilizada, yo siempre he pensando que no hay justificación para ningún tipo de violencia, sea quien sea la víctima.

    Un abrazo!

    • leonardoanselmi said, on 21 abril, 2010 at 15:48

      Gracias Ana por comentar en el blog, y m alegro, no sabes cuánto, de que el escrito haya sido útil para la reflexión.

      Un gran abrazo!

  12. Laura said, on 21 abril, 2010 at 16:26

    Fenomenal, claro, conciso, plateamiento contundente contra tanta hipocresía. A seguir!

    • leonardoanselmi said, on 21 abril, 2010 at 17:15

      Muchas gracias Laura por seguir el blog, y al final te agradezco también por haber centrado tu comentario en el punto más importante de toda la entrada. El objetivo por el cual escribí este artículo. Un abrazo!

  13. Vanessa said, on 21 abril, 2010 at 17:03

    Leo,cada día escribes mejor,pero a mí me pasa lo mismo que a Carles,se me hace muy cuesta arriba no alegrarme por una cornada a un torero o por lo menos tratarlo como algún tipo de justicia (divina o no).
    Yo soy de las que piensan que el mal que hagas te vendrá devuelto y «Quien a hierro mata…» Gente que hace del sufrimiento ajeno su medio de vida no puede esperar otra cosa que tal vez la vida le devuelva una pequeña parte del daño que ha inflingido.
    Nos queda mucho por avanzar y por aprender…
    Un saludo,vanessa.

  14. leonardoanselmi said, on 21 abril, 2010 at 17:22

    Vanessa, gracias por tu comentario.

    Tú lo dices claramente «nos queda mucho por avanzar y por aprender…» qué duda cabe! tanto los individuos como las sociedades…

    Un abrazo!

  15. Medea said, on 25 abril, 2010 at 0:36

    Acabo de aterrizar en el blog, vayan por delante mis felicitaciones…Cualquier iniciativa en defensa de los animales merece todos mis respetos.
    He leído esta entrada sobre las cornadas y tengo la necesidad de exponer mi opinión, espero que no haya malentendidos, no tengo la misma facilidad de palabra escrita que leonardo…
    Creo que su postura es, sin duda alguna, la más inteligente para lograr el fin que todos deseamos, pero no puedo estar de acuerdo en que se trate de una «evolución»…No me siento peor persona por tener sentimientos humanos, aunque estos no sean los mejores. Jamás pegaría, ni torturaría ni mataría a alguien, ni pagaría por ello…pero si un torturador recibe su merecido lo mínimo que puedo hacer es alegrarme, no puedo combatir unos sentimientos que creo justos, ni quiero, hacerlo sí que creo que me deshumanizaría. Repito que la suya es la postura más inteligente, es un buen argumento más que añadir para combatir a los taurinos. Puede ser una evolución en su lucha activista, pero NO es una evolución humana, no creo que se deba mezclar una cosa con la otra. Todos deberíamos mostrar esa actitud, de acuerdo, pero una cosa es lo que mostremos, y otra lo que sintamos…

    • leonardoanselmi said, on 27 abril, 2010 at 22:33

      Hola Medea:

      Por supuesto que tu postura es respetable, de hecho es la que tienen la mayoría de los antitaurinos. No estoy criticando esas posturas, estoy reflexionando sobre sus motivaciones. Y no creo que existan motivaciones que justifiquen esas posturas, y es de eso de lo que he hablado.

      Respecto a si se trata o no de una evolución humana, si te parece, podemos dejarlo en «no discutible», pues lo considero secundario en todo caso. Yo sí pienso que es una forma de evolucionar como ser humano el no desear el mal ni siquiera «al enemigo». Y lo pongo entre comillas porque tampoco considero que haya enemigos, sí víctimas, sí inocentes, pero muy probablemente no existan culpables aunque sí culpa. Y la culpa, desde mi perspectiva, es de la sociedad que permite legalmente el maltrato de cualquier animal, no solamente de un toro.

      Desde el punto de vista del animal no existen diferencias entre un matarife de matadero y un torero, desde el punto de vista del animal poco importa si su sufrimiento vale para divertir o dar de comer, pues ambas cuestiones son evitables en el mundo de hoy. Sin embargo vivimos en una sociedad que ha cosificado a los animales, vulnerando sus intereses, y formamos y educamos a las nuevas generaciones en estos (contra)valores.

      Lo que diferencia las corridas de otras formas de maltrato animal es que la sociedad catalana ya no las justifica como sí lo hacía hace 20 años. Es un paso social, porque existe un moral social. Nada más. Por eso legislamos. Por eso pretendemos abolirlas, porque es una cuestión social y no individual. Y la sociedad no es coherente ni incoherente, la sociedad no razona por lo tanto no podemos utilizar ese término.

      Si comprendemos esto veremos con mayor claridad este hecho sobre el que reflexiono.

      Un abrazo,

  16. Entindimito said, on 17 May, 2010 at 3:05

    Just want to say what a great blog you got here!
    I’ve been around for quite a lot of time, but finally decided to show my appreciation of your work!

    Thumbs up, and keep it going!

    Cheers

    Christian,

  17. Dani said, on 23 May, 2010 at 19:20

    Estoy de acuerdo contigo en este tema de las cornadas, a la vez que celebraba con resignación una cornada, me sentia tremendamente mal de celebrarlo. Estoy de acuerdo, en que celebrar esas cornadas, nada más que perjudican a nosotros y al propio toro. Por otra parte, creo que el odio, la ira y la venganza no nos deshumanizan, al contrario, unicamente son propias del ser humano, ninguna especie animal posee ira, venganza o odio. Solo dos animales matan por placer reconocido por los cientificos, el ser humano, y grupos de jovenes chimpancés, con un 98% de similitud con el ser humano, por lo tanto creo que va con nosotros, por otra parte tenemos la ética para poder combatir todo esto, las corridas, la venganza y el odio.

    • leonardoanselmi said, on 23 May, 2010 at 22:15

      Gracias por tu comentario, Dani.

      Estoy de acuerdo acerca de tu reflexión crítica de la naturaleza humana; creo que aquellos que hemos llegado a reflexionar acerca de lo inapropiado del antropocentrismo imperante en nuestra sociedad, tanto en términos morales como utilitaristas incluso, hemos descubierto cientos de aspectos detestables de nuestra especie, pero también cientos de esperanzas evolutivas para solucionar dichos conflictos éticos, tanto desde lo individual como desde lo colectivo. Podemos optar por dietas libres de crueldad, para generar el cambio individual, y también por Leyes más avanzadas que generen un cambio social o colectivo.

      Hace algún tiempo me reconcilié con la esperanza de ver y alcanzar algún día una humanidad más humana, porque el término en sí engloba connotaciones positivas, y de hecho fue por eso que lo apliqué en el artículo, desde su variable pragmática y no etimológica.

      Un saludo,

  18. Antonio Moreno said, on 24 May, 2010 at 0:56

    Lamentablemente, amigo mío, cuando el mundo comprenda esta reflexión, todos calvos, bueno, algunos llegaremos a esto antes.
    En cada manifestación, en cada concentración, siempre, absolutamente siempre salen dos eslóganes, «asesinos» y «el mejor torero muerto», estamos cansados de acallar estos gritos, pues como bien dices, aquel que quiere la paz y la no violencia, no puede aceptar una y rechazar otra, ¿es tan difícil de entender esto?
    La Evolución, también es llamarlos asesinos, pero aquel que lo haga, aún se encuentra muy lejos de la evolución real, o en un camino equivocado.
    Estamos subiendo escalones, mirad siempre al que esté más arriba, y nunca os fijéis en aquellos que acaban de comenzar a andar.
    Un abrazo
    Antonio
    Ex aficionado, ex cazador, ex pescador ex todo aquello por lo que ahora vivo, todo aquello por lo que ahora lucho.

    • leonardoanselmi said, on 10 junio, 2010 at 14:48

      Querido Antonio, te agradezco tu comentario en el blog y me enorgullece que lo sigas.

      Ya he dedicado un artículo a la muy probable capacidad de reflexión que cada ser humano puede experimentar, en el aspecto que sea. En este caso estamos hablando de animales, pero la lógica es extrapolable.

      Nunca me había considerado machista hasta que un día reflexioné sobre por qué daba por supuesto que las tareas del hogar debía hacerlas una mujer. No era mala persona, no agredía a nadie, no era violento, jamás hubiera golpeado a una mujer, sin embargo mi inconsciencia me llevaba a tener consideraciones machistas y desde que tomé conciencia al respecto he intentando ir cambiando esos ingredientes de sexismo y discriminación impuesta, heredada, aprendida.

      Un abrazo,

  19. raquel said, on 27 May, 2010 at 18:09

    Hola Leonardo, lo que más me ha gustado del texto esque las cornadas y muertes a los toreros también las provocan los taurinos. Eso es totalmente cierto puesto que si fuese por los antitaurinos, no habrían corridas.
    Respeto totalmente tu opinión y me parece muy coerente.
    De todos modos tengo que decirte que personalmente me voy a seguir alegrando porque yo me posiciono tanto en el lugar de los pobres animales que pienso que QUE LES DEN UN POQUITO DE SU JARABE, no les viene nada mal.
    Si a tí te pegan y te hacen daño y encima lo hacen sin ningún motivo y expresamente… te duele y te hace enfadar y defenderte ¿no? pues hasta el extremo que el toro es torturado ¡demasiado poco hace el pobre animalito!
    El caballo no se defiende de ninguna manera y lo tienen ahí como si fuera un mueble de sujección y muchas veces corre la misma suerte que el caballo.
    Todo esto me provoca mi alegría, cuando el torero siente en su carne, lo que él mismo está haciendo sin motivo y con conocimiento de causa a un animal.
    Pero bueno para llegar a un acuerdo contigo y no perjudicar en absoluto la posición antitaurina cambiaré mi frase por esta.
    TORERO ¿TE DUELE? PUES DALE LAS GRACIAS A TUS COMPAÑEROS TAURINOS ESOS QUE APLAUDEN TANTO A TU ALREDEDOR.¡¡¡ GRACIAS, GRACIAS TAURINOS!!!
    Un saludo.

    • leonardoanselmi said, on 10 junio, 2010 at 14:50

      Hola Raquel:

      Creo que ya respondo a tus argumentos en el propio escrito inicial. De todos modos respeto todas las opiniones, simplemente aporté la mía por si a alguien le fuera útil.

      Yo personalmente no me siento identificado ya con aquellas personas que disfrutan del sufrimiento de otro, sea quian sea el otro.

      Repito: debemos ser el cambio que pretendemos.

      Saludos,

  20. juana said, on 7 junio, 2010 at 5:14

    Desde Argentina, mis felicitaciones, a quien con tanta claridad y profundidad expresa la esencia del respeto a la vida. Debo confesar que me encuentro bastante lejos de un pensamiento tan «generoso», aunque cada día intento aproximarme un poco mas a ello. Desde acá bregamos porque su lucha que es la mía y la de millones mas el 9 ya sea un hecho.

    • leonardoanselmi said, on 10 junio, 2010 at 14:52

      Gracias Juana por el apoyo.

      Finalmente la votación será el 15 de Julio, aún nos queda algo más de un mes por delante.

      Un abrazo y ánimos con los cambios y las reflexiones!

  21. isabel galvan rocha said, on 5 septiembre, 2010 at 20:38

    Estimado Leonardo

    Le escribo desde México, sé que lo que lo mueve es la forma artera en que muere el toro de lidia. En lo particular he asistido a dos corridas y ello dio un profundo sentido a mi vida, no comulgo con la fiesta taurina, pero tampoco la desestimo, me abrió un horizonte que jamás pensé pudiera hacer, ello me enseño a escribir con cierta metodología, hoy escribo poesía taurina, y no por ello soy una mala persona, pero es solo una pequeña parte de mi quehacer como escritora. Necesité ver su muerte para aprender a vivir.
    No es quien sea más evolucionado o quien lo es menos. Pienso que el mundo brillantemente nos ha dado oportunidades para todo lo bueno y brutalmente para lo malo…
    He puesto empeño en mirar y razonadamente escribir en textos vía correo ilustrado del periódico la Jornada como el hombre es devorador del hombre.
    Pienso que la tolerancia y la razón van del lado de todos. Puntos de vista como siete mil millones de personas. Por eso hay que…
    .
    Amar sin enajenación

    Al emotivo sentido de arrebato, queda allanada idea y visión,
    inquiero del corazón de bestia, amor extraviado como equivocación,
    del equidistante corazón humano, del cual me debo sin dimisión,
    no es amar con odio, ni odio para amar a otro, es amar sin enajenación.

    En este mundo afortunado hay cabida para todo, así le diría, aplaudo que ustedes luchen por abolir la fiesta brava, y también de la extinción del toro…

    Su servidora María Isabel Galván Rocha

  22. aviladorador said, on 28 abril, 2011 at 7:27

    Totalmente de acuerdo con estas ideas. El maltrato animal no se justifica bajo ninguna circunstancia. Siempre me ha parecido ilógico que veamos como algo normal que aparezcan restricciones a la violencia ficticia como la de los videojuegos o las series policiacas, y nos parezca normal que los niños no tengan restricción de entrada a eventos donde si existe la violencia real como son las luchas, o la crueldad a su máxima expresión en corridas de toros o en peleas de gallos? Las corridas de toros no son parte de nuestra cultura. En México, la charrería, los palenques o las corridas de toros son opciones solamente para gente que desafortunadamente no tiene mayor diversidad de distracción por la falta de oferta en sus lugares de residencia. Nuestra época ya no está para este tipo de atrocidades. Debemos exigir espectáculos menos primitivos y de mayor calidad. En pleno siglo XXI debemos ser una sociedad madura que ponga en los libros de historia y en los museos a los circos con animales, los delfinarios, las peleas de gallos, las corridas de toros, las peleas de perros o las charreadas. Y finalmente, si México es un país democrático, aceptemos que somos mayoría quienes estamos a favor de considerar cualquier forma de maltrato animal como un delito. Creo yo que quien maltrata a un animal, es capaz de torturarlo y hasta goza con matarlo, es de inicio alguien ignorante, porque su valor de respeto a la vida es tan corto que lo limita solo a su propia especie, y por ende, supongo que es también alguien capaz de hacerlo a otro ser humano.

  23. Xochitl Jasso said, on 14 septiembre, 2011 at 19:31

    He leido el artículo y me parece importante muy acertivo que lo plantees como reflexión y argumento.

    Porque dos cosas me quedan claras:

    – La reflexión de si estamos o no siendo coherentes en nuestras acciones en defensa de los animales, por que para exigir tenemos que primero cumplir, con responsabilidad social y con una ética bien fundada, por eso debemos ser coherentes en nuestros actos y palabra. La ira, la venganza y dejarnos llevar por las víceras, sólo nos desvía de las acciones concretas.

    Por otra parte, nos deja como reflexión: que todo es causa nada es un suceso aislado: dices que no habría cornadas sino hubiera este tipo de espectáculos, lo cual nos da idea de los argumentos y acciones para trabajar, para implementar acciones concretas y saber desde dónde dirigir las causas. La clave es ir a la causa primera, al hecho que desencadena, lo cual creo sirve de reflexión para muchos compañeros que en su amor por los animales han errado en ello, pero no por todo están perdidos.

    Los animalistas, debemos reflexionar qué es lo que defendemos, y eso es la vida. Por que en la vida de un animal no humano respetamos la propia y toda forma de vida, por tanto, debemos ser coherentes y respetar hasta la de un torero que desprecia la propia en la muerte de una animal. ¡Me quedo con esa conclusió de este artículo! Gracias por compartirlo, Leo.

    Saludos desde Monterrey, Nuevo León, México. Gracias por la pasada visita, disfrutamos mucho escucharlos.

    Xoja.